Tarde de cine con Pocoyó tu primera película.
Como os comentaba hace unos días he tenido la suerte de ser uno de los afortunados ganadores del sorteo organizado por Papás Blogueros y Pocoyó. Este concurso era perfecto para disfrutar de uno de los grandes hobbies de papá y (espero) uno de los favoritos de mi bichito. El cine en la gran pantalla.
Este estreno me ha venido de lujo. Una película pensada justo para ser la primera experiencia de los más pequeños en las salas. Una duración más que ajustada de poco más de 60 minutos. Un inicio que hacía que los pequeños se sintieran más que identificados. Una trama supersencilla, aunque dividida en tres bloques, que hacen que no se haga nada pesado o aburrido. Y sobretodo, y creo que lo más importante, personajes conocidos para mi hija.
Ir al cine no es sólo ver una película, es disfrutar de la experiencia.
Días antes de nuestra visita a los cines Yelmo fui regando la imaginación de la pequeña con lo fantástica que iba a ser esa tarde de cine. El ritual de preparar algo de comer y beber para la película, el hecho “comprar” las entradas, o de recogerlas en nuestro caso, elegir fila y butaca, ver los carteles de los próximos estrenos y sobretodo… Esos minutos previos a que se apaguen las luces y disfrutar del espectáculo.
No era la primera vez que llevaba a la peque al cine, de hecho era la segunda, pero si ha sido la primera con un gran resultado. En la anterior ocasión vimos una película de animación “convencional” por así decirlo. Más larga, con una trama más adulta y sobretodo con personajes desconocidos. Aunque aquella vez también intentamos que fuese una ocasión especial, acabamos abandonando la sala porque se llegó a aburrir antes de que finalizara y quiso marcharse.
Hoy es la primera vez que Nerea va a ver una película en el cine. Gracias al tito @docfurther79 pic.twitter.com/04XweIA43Q
— Jorge Marín Nieto (@Eove) 10 de marzo de 2018
Esta vez todo esto ha sido diferente. El hecho de que las entradas hayan sido un premio que le ha tocado a papá y el hype creado durante días antes hicieron que lo viviera como toda una aventura. No sólo estaba emocionada por ver la película, sino por ir al cine con papá. No sólo aguantó tranquila toda la cinta, sino que además aprendió que hay que estar en silencio o si quiere hablar hacerlo “en secreto”.
Un bonito recuerdo que espero que ella misma lea cuando crezca y quiera conocer cual fue su “primera” película en el cine.